Vitamina C y aumento de las defensas

Vitamina C y aumento de las defensas

Uno de los principales beneficios de la Vitamina C es la de fortalecer las defensas y aumentar el escudo que supone nuestro sistema inmunitario frente a las enfermedades.



En concreto, son los leucocitos -o glóbulos blancos- las células de la sangre que tienen el cometido de defendernos frente a infecciones, cuerpos extraños o enfermedades. La presencia de un número adecuado de leucocitos en sangre depende, en buena medida, de las vitaminas que tengamos.



La vitamina C se concentra especialmente en los leucocitos, en los que estimula sus funciones, sobre todo durante una infección, favoreciendo una rápida recuperación de la enfermedad.




Una dosis diaria de vitamina C es imprescindible para tener unas fuertes defensas.



Así, está científicamente comprobado que la Vitamina C estimula tanto la producción como la actividad de los leucocitos, en concreto de los neutrófilos, linfocitos y fagocitos. Además, regula la respuesta inmunitaria a través de sus propiedades antioxidentes y antivirales.



Tradicionalmente se le ha concedido a la vitamina C un importante poder frente a los resfriados comunes, infecciones, etc. Y aunque su efecto beneficioso a la hora de prevenir catarros y otras infecciones no está probada, sí hay evidencias de que su ingesta adecuada alivia los síntomas de enfermedades como la gripe y otras enfermedades virales semejantes y acorta sensiblemente su duración.



La vitamina C es imprescindible para muchas de las funciones normales del organismo. Actúa como antioxidante, protegiéndonos de los radicales libres y las toxinas, lo que es importante para el sistema inmunitario. Además, en el intestino, aumenta la absorción de hierro.



Este poder antioxidante que posee la vitamina C produce una mejora del sistema inmune, lo que repercute en una incidencia de las infecciones inferior, sobre todo en el tracto respiratorio superior.



Por tanto, podemos concluir que la ingesta diaria de una cantidad adecuada de vitamina C -presente en frutas y verduras como la naranja o el pomelo y mejor si es junto con beta glucanos (en alimentos como la avena o el centeno, por ejemplo)- representa una muy buena contribución al reforzamiento de las defensas del organismo y al sistema inmunitario, pudiendo reducir la frecuencia, duración y síntomas de infecciones de vías respiratorias.



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