El contenido en agua del pomelo blanco es muy alto y su nivel calórico, bajo (27 calorías aproximadamente por cada 100 grs.). De hecho, aporta un 20 % menos de calorías que los pomelos rosados y casi sin hidratos de carbono (los carbohidratos en el pomelo blanco suponen menos del 7 % en total). De ahí que sea una muy buena opción en las dietas de adelgazamiento. En numerosas ocasiones habrá oído que una de las más seguidas es "la dieta del pomelo".
Además, el ácido cítrico que contiene produce un suave efecto diurético y eso lo hace apto para las personas que padecen patologías asociadas a la retención de líquidos.
El sabor del pomelo blanco es algo amargo, pero precisamente por esa razón se le considera como un alimento digestivo -como la naranja amarga- que favorece la secreción biliar y que es beneficioso para el hígado.
Como cítrico, es muy rico en Vitamina C y en ácido fólico, que refuerza el sistema inmunológico. Además, aporta potasio, magnesio, ácido málico, oxálico tartárico y, como hemos dicho, cítrico.