Cómo partir almendras

Cómo partir almendras

Hasta hace algunos años, partir almendras era una actividad cotidiana en las casas. Cada vez que un plato necesitaba almendras, era necesario partirlas, ya que la forma común de adquirirlas era con la cáscara. 





Sin embargo, poco a poco se ha impuesto en nuestros hábitos de consumo la costumbre de comprar las almendras ya sin cáscara (e incluso peladas) y envasadas en bolsas de plástico.






Almendra en el árbol





Pero lo cierto es que, pese a ser algo menos cómodo, la mejor forma de conservar las almendras es en su propia cáscara. Las almendras recién partidas te van a ofrecer todo su mejor sabor, ya que se han mantenido en su “recipiente natural”, especialmente diseñado para mantenerlas frescas el mayor tiempo posible. 





Una vez fuera de la cáscara, el proceso de oxidación de este fruto seco se acelera y se vuelven rancias con mayor rapidez que si se conservaran dentro de la cáscara. Por eso, lo más aconsejable es comprar almendras con cáscara y conservarlas así hasta el momento en el que se vayan a consumir o a utilizar y partir sólo la cantidad que vayamos a utilizar. 





Pero, ¿cómo se parten las almendras? El proceso es muy sencillo y sólo requiere unas pocas precauciones y un poco de práctica. 





En primer lugar, necesitaremos un martillo y una superficie dura que no se vaya a romper (¡y almendras, por supuesto!). Esta superficie puede ser muy diversa: una piedra o la tabla de madera que utilizamos para cortar pueden servir. No se recomienda hacerlo directamente sobre la encimera de la cocina o sobre el suelo (ni sobre cualquier otra superficie que se pueda romper), ya que el martillo se podría escapar y causar daños en las mismas. 





Una vez que tengamos la tabla de madera o la superficie dura que hayamos elegido, colocaremos la almendra sobre ella y la sujetaremos con dos dedos. A continuación, golpearemos la cáscara de la almendra con el martillo hasta que ésta se parta y podamos sacar el fruto. 






Almendras peladas





¿Con qué fuerza debemos golpear la cáscara? Eso sólo lo puede indicar la práctica. Si golpeamos con demasiada fuerza, veremos cómo el fruto seco se machaca y nos será poco útil. Si golpeamos con demasiada poca fuerza, no conseguiremos romper la cáscara. Por ello, lo mejor es ir probando hasta que demos con la intensidad justa para lograr nuestro propósito y conseguir que con tres o cuatro golpes podamos sacar la almendra entera. 





Ni que decir tiene el sumo cuidado que debemos tener con los dedos. Debemos extremar las precauciones y ser muy cuidadosos para no golpearnos los dedos que sostienen las almendras con el martillo. Sin embargo, hay formas de evitar que puedan ocurrir estos accidentes: podemos sujetar las almendras, por ejemplo, con unos alicates y así eliminaremos cualquier riesgo de golpearnos con el martillo. 





Cuando ya hemos partido todas las cáscaras y hemos sacado las almendras, éstas salen -lógicamente- con su piel. Dependiendo de para qué las vamos a utilizar, podremos consumirlas así, con la piel, o bien deberemos pelarlas. 





Para pelar las almendras, lo más fácil es escaldarlas durante un minuto en agua hirviendo. Se sacan, se dejan enfriar y así la piel se desprenderá del fruto con mucha facilidad. 





En Frutas Masol te ofrecemos unas almendras con cáscara de altísima calidad, con un sabor exquisito y cultivadas en el Valle del Guadalquivir siguiendo los métodos tradicionales de nuestra agricultura.





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