DONDE NACEN NUESTROS PRODUCTOS

El Huerto

El suelo de la Vega del Guadalquivir es uno de los más ricos de la península. Este suelo se ha ido formando y enriqueciendo a lo largo de milenios gracias a los depósitos fluviales que el río Guadalquivir ha ido dejando en estas tierras.

Esta contribución del río ha hecho que éste sea un suelo muy fértil y que permite una gran diversidad de usos y de cultivos. A diferencias de otras zonas cercanas al Valle del Guadalquivir en donde la pobreza del suelo sólo permite ciertos y escasos monocultivos, en esta Vega la variedad es casi infinita, pudiendo encontrarse casi todo tipo de plantaciones frutales y cultivos hortícolas.


Por tanto, y a diferencia de lo que ocurre en comarcas próximas (en donde abundan las campiñas cerealistas de secano en las que las explotaciones suelen ser latifundios de grandes dimensiones), el tipo de explotación que predomina en la Vega del Guadalquivir es de parcelas más pequeñas, generalmente familiares, y en las que se pueden encontrar una gran variedad de diferentes cultivos.

Y es gracias a esta riqueza y a esta variedad en nuestros huertos que en Frutas Masol podemos ofrecer a nuestros clientes la fruta y la verdura de la mejor calidad posible. Porque la cultivamos con todo esmero, la mimamos, controlando todo el crecimiento desde el principio, atentos a las necesidades de la planta y a la correcta maduración del fruto.

Y es gracias a esta riqueza y a esta variedad en nuestros huertos que en Frutas Masol podemos ofrecer a nuestros clientes la fruta y la verdura de la mejor calidad posible. Porque la cultivamos con todo esmero, la mimamos, controlando todo el crecimiento desde el principio, atentos a las necesidades de la planta y a la correcta maduración del fruto.



DEL ÁRBOL A TU CASA 

La fruta y verdura que comen los agricultores

La misma fruta y la misma verdura que nuestros agricultores se llevan a casa para consumo propio y de su familia, es la que reciben nuestros clientes en su casa en 24 horas. Verduras y frutas frescas, recién cogidas y maduradas en la planta, en el árbol, para que disfruten del auténtico sabor, del sabor de siempre.

Y, por supuesto, siguiendo también los métodos tradicionales de cultivo. Los mismos que se han empleado generación tras generación en nuestra familia. Sin pesticidas ni abonos químicos; sin maduración artificial; sin encerar ni embellecer la fruta; sin almacenarla en cámaras frigoríficas.

Sólo así se consigue el sabor de nuestras naranjas, de nuestros pomelos, limones o mandarinas, cítricos que ya tienen una merecida fama en el mercado tanto nacional como internacional. Pero también el de los tomates, las verduras y las otras frutas que Masol pone a su alcance, como las frutas de hueso -cerezas, melocotones, ciruelas...-, mangos, aguacates. etc.